Danny Chumpitaz: “Soy la oveja negra de los Chumpitaz”
Víctor Arrunátegui AcostaFotos: Arturo PérezTiene el orgullo se llevar uno de los apellidos más ilustres de nuestro fútbol, y aunque no pudo alcanzar al nivel celestial de su padre, el gran Héctor Chumpitaz, Danny hizo méritos al menos para no defraudar y salió aprobado.
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Víctor Arrunátegui Acosta
Fotos: Arturo Pérez
Tiene el orgullo se llevar uno de los apellidos más ilustres de nuestro fútbol, y aunque no pudo alcanzar al nivel celestial de su padre, el gran Héctor Chumpitaz, Danny hizo méritos al menos para no defraudar y salió aprobado.
El ex zaguero no se arrepiente de nada de lo que hizo en su carrera, tampoco de haber “traicionado” a la familia en sus preferencias del equipo del cual son hinchas en bloque.
Danny se ríe hoy de esa travesura con las mismas ganas que cuando supo que su hijo mayor recién se enteró de que había sido futbolista al ver el álbum de fotos, pues pensaba que antes había trabajado como empleado de oficina; o como cuando se coronó campeón del fútbol 7 con San Agustín hace unas semanas.
—¿Te gustaba que te comparen con tu papá? Muchos querían que juegues como él.
—Tengo que reconocer que me molestaba, pero conforme fui agarrando experiencia, pude manejarme mejor y luego esas comparaciones ni me iban ni me venían, no tenía problema. Lo poco que hice en el fútbol fue gracias a mi esfuerzo.
—¿No crees que sacaste alguito de él?
—Creo que el remate fuerte y potente. Y también el hecho de no querer perder nunca, ni en las pichangas, eso heredé de él.
—¿No te hacía críticas?
—No le gustaba hablar mucho, prefería pregonar con el ejemplo.
—¿No te parece que siempre estuviste en equipos complicados?
—Era difícil porque las tentaciones estaban ahí, pero uno siempre tenía los pies bien puestos en la tierra, tratando de evitar la salidas a las discotecas, las tomaderas, etc.
—¿Cómo hacías para no caer en esas tentaciones?
—Yo pienso que es una falta de personalidad decir que lo haces porque sigues a tus amigos, pero nadie te pone una pistola en la cabeza para ir con ellos. Lo que pasa es que algunos buscan salir más en las páginas de espectáculo y farándula en vez de las deportivas.
CON LOS “COMPADRES”
—Tu familia está identificada con Universitario, comenzaste tu carrera en la “U” y después jugaste por Alianza Lima...
—Jajajajajaja... Yo soy la oveja negra de la familia, yo soy aliancista. Siempre me gustó y sedujo su fútbol. Mira, inclusive yo estando en los juveniles de la “U”, iba a los partidos de Alianza.
—¿Y cuál es el gol que más recuerdas, que haya quedado grabado en tu memoria?
—Fue cuando jugaba por León de Huánuco ante... Alianza Lima, jajajajajaja... La metí casi del mediocampo, en un tiro libre pensaban que iba centrar y le pegué con fuerza al arco y entró. Fue uno de los encuentros más intensos y la hinchada se quedó gritando el gol media hora. El partido terminó 4-3 a nuestro favor.
CON LOS BRAVOS
Terminado el fútbol como jugador, Danny Chumpitaz se animó a estudiar, es administrador de empresas y a la vez entrenador. Y no le va mal. Trabajo no le falta en ambos campos, que es lo más importante.
—Le entraste a los estudios, ¿verdad?
—Sí, en administración de empresas. Ahora no la estoy ejerciendo, pero estuve tres años administrando un complejo deportivo en la Naval, La Nueve. Alfonso Dulanto y “Cabezón” Carmona me llevaron.
—Y te graduaste también de entrenador.
—En la Escuela de Entrenadores de la Federación Peruana de Fútbol. Fui compañero nada menos que de dos técnicos bravos, como Juan Carlos Oblitas y Franco Navarro.
—¿Y por qué no seguiste el camino de ellos?
—Mi idea era comenzar con menores y luego dirigir equipos profesionales. He tenido la ocasión de trabajar en equipos de segunda por lo pronto. Uno siempre debe quemar etapas.
—¿En menores cuál es tu hoja de servicios?
—Trabajé en la “U”, Aelu, San Martín y en el complejo que formamos con mi familia en el Cono Norte, que lleva el nombre de mi papá. Ahora trabajo en el Regatas Lima. También tenemos en el Complejo de mi padre niños de 4 a 5 años, también otros mayorcitos. A los que no pueden seguir en menores les damos oportunidad en equipos de Liga (tienen un equipo en Los Olivos), también en la Copa Perú. De aquí han salido Edison Flores, Zurita, Antony Molina, entre otros.
—¿Cuán complicado es tu trabajo?
—Sin faltar el respeto a nadie, para mí es más fácil de una buena persona sacar un deportista, que de un pelotero sacar una buena persona.
—¿Qué les dices a los chicos que quieren rápido ser famosos y no seguir paso a paso?
—No es un tema de los chicos, sino de los padres que quieren que con un entrenamiento salga un Messi. Todo parte de la disciplina, si el chico es disciplinado va a mejorar cada vez más y triunfar. Yo no estoy de acuerdo cuando se dice que no tenemos futbolistas, sí tenemos; lamentablemente solo se mira Lima.
DE ENTRECASA
—¿El fútbol te alejó de la familia?
—Tengo dos hijos. El mayor tiene once años y una hija que va a cumplir seis. A veces por el duro trabajo lo encuentro dormido, pero en las mañanas los despierto para ir al colegio. Sí, los fines de semana me aboco a mi familia.Trato de aprovecharlos, porque ese tiempo no vuelve más, y quiero que se acuerden al menos de esos minutos. Hay que darles calidad de tiempo.
-¿Y cómo eres en casa? ¿Cocinas, ayudas a tu esposa?
-Más o menos, no me muero de hambre. Sé hacer mi arrocito, el chaufa y los fideos.
NOVEDAD
Danny cuenta que su hijo no sabía que había sido fútbolista. “Cuando yo tuve mi primer hijo yo ya no era futbolista. Él recién está entendiendo viendo las revistas y recortes que me hacía mi mamá. Me dice, ‘tú jugaste acá, papá’. Entonces le voy explicando. Tampoco sabía la trascendencia de su abuelo”.
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