Paños de lágrimas

Conceptualicemos el denominador popular Paño de lágrimas como aquella persona que en nuestro peor momento anímico -producto de una dolorosa fractura emocional- se encarga de escuchar, soportar, animar y consolar.

Es quien siempre está dispuesto a escucharte, regalarte una sonrisa, decirte la frase exacta que necesitas escuchar; recordarte lo bonita que estás, lo especial que eres; pero con el tiempo logrará su verdadero objetivo: vincularse sentimentalmente contigo.

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Todos en algún mal momento de nuestras vidas amorosas hemos usado un paño de lágrimas.

Son beneficiosos y necesarios para ayudarnos a salir del final de una relación; sin embargo, utilizar de manera consciente a otra persona como soporte emocional podría traernos problemas producto de una duda sentimental al confundir esa sensación placentera de confianza en nosotros mismos, producida por la actitud compasiva del paño de lágrimas, y nuestros verdaderos sentimientos.

Cuando estás dentro del tornado pasional de la confusión, el paño de lágrimas se convierte en víctima de la situación, de su amor por ti, de sus sentimientos. Se enamora y como te ayudó a salir del mal momento, tú sientes la obligación de retribuir todo el bien que te hizo accediendo a sus requerimientos amorosos. El resto es historia conocida.

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El paño de lágrimas en la mayoría de casos es el eterno templado que te ha deseado en silencio, es el supuesto amigo cercano, confidente e incondicional; que agazapado espera -por mucho tiempo- el momento indicado para atacar a su presa. Generalmente, el paño de lágrimas resulta ser un tremendo partidor. Pues alguien a sabiendas que acabas de terminar o suspender una relación –con alguien a quien conoce-, está al tanto de tus sentimientos, conoce de tu vulnerabilidad y aprovecha su serenidad emocional para lograr su objetivo.

Un mal amigo a quien no le interesa realmente tu bienestar ni tu mejoría, muy por el contrario, celebra en silencio cada lágrima, cada dolor de tu corazón, cada decepción, pues estos fortalecen su postura salvadora.