Mónica Cabrejos escribe sobre los códigos de amistad

La escritora Mónica Cabrejos pone en revelancia el tema de la amistad. Pide hacer una diferencia entre el significado de amistad y afinidad, y da tips para reconocer a esa verdadera persona que sí es un amigo.

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La amistad es la familia que uno escoge
La amistad es la familia que uno escoge

La amistad, como todas las relaciones, se tiene que cultivar con cariño, atención, reciprocidad y lealtad. Como usted comprenderá, estimada lectora, no cualquiera merece ser considerada “AMIGA” o “MEJOR AMIGA”.

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En estos tiempos en que la banalidad se impone sobre la autenticidad de los sentimientos humanos, muchas se consideran “amigas” cuando las circunstancias son propicias para compartir tragos, citas y chismes; sin embargo, la amistad es un tipo de relación humana mucho más trascendente y distante de la frivolidad de los selfies, el Facebook y el Whatsapp.

Tengo la bendición de tener tres mejores amigas desde la infancia, y cuando digo “bendición” me refiero a la fortuna de haber encontrado tres hermosas mujeres: Sara Adela, Jimena y Giovanna, con quienes he compartido alegrías, secretos, fiestas y miserias; pero, sobre todo, hemos cultivado respeto, sinceridad y amor. A Sara Adela la conocí cuando ambas ingresábamos al cuarto de primaria como alumnas nuevas en un colegio fiscal; ella me presentó a Jimena años después. A Giovanna la conocí en segundo año de secundaria (cuando ella era la chica terremoto y está servidora la lorna del colegio). Pese a las diferencias individuales, nos mantenemos unidas con los años.

Luego he experimentado relaciones amicales de distinto significado (los amigos con derechos no cuentan en esta categoría), como las amigas circunstanciales (por trabajo), por conveniencia (aquellas que solo te buscan cuando necesitan algo), por diversión (cuando se destapa una botella) y nos faltaría espacio para calificar lo que muchos erróneamente rotulan como amistad.

Le pido, amable lectora, que aprenda a distinguir entre amistad y afinidad; diferencie a esas amigas que llaman a pedirle un favor y jamás para saber cómo se siente usted. “Amigas” para la cámara y no para cuando usted necesita que la escuchen. Coincidirá conmigo, entonces, que amigas, pocas; conocidas, muchas.

El único código que rige la amistad es el cariño y no la conveniencia. Dice el viejo refrán que los amigos son la familia que uno escoge.

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