Taxi mucha calle: Señales del fin

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Si hubiese sucedido hace unos años atrás, digamos que en los ochenta, seguro que las abuelitas dirían que es una señal de los tiempos y que se acerca el fin del mundo.Las abuelitas de esos tiempos creían que Dios nos mandaba un mensaje en cada cosa fenomenal que acontecía en la naturaleza.Lo digo a propósito de la mantarraya gigante que han pescado en Tumbes. “El mar es de Dios y seguramente es su queja por la contaminación. Hay que arrepentirse porque este planeta se va a acabar”, hubiese dicho mi abuela. Porque así la escuchaba decir cada vez que aparecía un pollito con tres patas, una oveja negra o un perro con dos colas.No sé si en el norte aún haya gente que se persigne ante el hallazgo de algo fuera de lo común. Pero una mantarraya de más de una tonelada de peso es realmente un suceso como para sorprenderse.

Según los más curtidos y veteranos pescadores de la caleta La Cruz, donde se pescó, nunca habían visto una mantarraya de ese tamaño. Y, de hecho, se asustaron. ¿No estarán mutando los animales por culpa de un raro mal y empezarán a caer peces de monstruosas formas?, se preguntó más de uno.¿Están creciendo de manera desmesurada por causa del calentamiento de las aguas? ¿Tiene que ver el Fenómeno del Niño? ¿Qué más viene? Todas las preguntas son válidas. Y por eso el Instituto del Mar se llevó la mantarraya para estudiarla y tratar de encontrar la razón de su tamaño. 

“Pucha, Luchito, yo lo primero que averiguaría sería si sirven para el bitute o no. Te imaginas cuántas tortillas se pueden hacer. O cuántos platos de seco. Todo un pueblo se llenaría fácil la panza”, me dijo el tío Guaracha cuando le hice el comentario.“Así que esos del Instituto que se apuren en investigar y si todo sale positivo, que busquen que se reproduzcan bien rápido. Y que vengan los pericos, los pampanitos, los bonitos y las merluzas gigantes. Así sería más barato el pescado”, añade.No sé si ese sea el propósito del estudio. Además, siguiendo la línea de pensamiento del tío, ¿de qué se alimentarían estos animales marinos gigantes? De peces más pequeños, de los cuales necesitarían mayor cantidad para saciarse.El mar sería depredado rápidamente por sus propias criaturas. Y, les confieso, pensando así volví a escuchar la voz de mi abuelita en mi memoria: “No hay nadie como Dios para conocer lo que él mismo creó.A todos les dio una forma y un tamaño. Por eso, si las cosas cambian por culpa del hombre, reza, hijito, que se acerca el fin del mundo”. Hmmm.    

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