Radiaciones electromagnéticas

Existe mucha preocupación sobre el potencial peligro de estas radiaciones en los ciudadanos. Por ello, será mejor seguir algunas recomendaciones.

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Las radiaciones electromagnéticas generadas por los cables de alta tensión y las emisiones de las ondas utilizadas en la telefonía móvil forman parte de la contaminación electromagnética.

Los ciudadanos de las grandes urbes viven como en un horno microondas, aunque estas no los “cocinen” como los alimentos que allí se calientan. Actualmente, hay mucha preocupación sobre el potencial peligro de estas radiaciones.

Por eso se recomienda no guardar el teléfono móvil en un bolsillo próximo al pecho, o en el cinturón, cerca del hígado, los riñones, los testículos o la matriz, porque la radiación de microondas puede romper los cromosomas donde quiera que estén.

Aunque no hay estudios concluyentes, algunos investigadores como Henry Lai de la Universidad de Wa-shington sostienen que las microondas de la telefonía móvil rompen la estructura de los cromosomas.

En cualquier caso, todo dependería de la potencia del aparato, del tiempo de uso y de la proximidad del mismo al cuerpo. En vista del revuelo internacional sobre una presunta peligrosidad generadas por los teléfonos móviles y las antenas repetidoras, algunos países han tomado medidas de precaución.

En Nueva Zelanda, las antenas repetidoras deben guardar 500 metros de distancia de los colegios. En Australia, seis municipios han adoptado una medida similar. En 39 estados de EEUU, hay serias limitaciones a su instalación.

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