Conoce a la monja peruana que ayuda a los más pobres en la devastada Siria

Monja peruananacida en Puno lleva la palabra y consuelo en la convulsionadaSiriaen guerra desde hace años.La vida y Dios sobre todo como ella piensa y siente, la pusieron allá para llevar consuelo a los más necesitados.

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María Sponsa Iusti ayuda a los más pobres en Siria
María Sponsa Iusti ayuda a los más pobres en Siria

María Sponsa Iusti Ioseph es una monja peruana nacida en Juliaca Puno que lleva la palabra y consuelo en la convulsionada Siria en guerra desde hace años. La vida y Dios sobre todo como ella piensa y siente, la pusieron allá, asegura.

“Durante el noviciado, allá en el Perú, vino a visitarnos una misionera de Medio Oriente. Nos explicó la situación en esta zona. La guerra, el calor... y tantas otras cosas. Yo me dije interiormente: ‘Ni loca voy para allá’. Pero, ya ves, el Señor entendió mal”.

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DE PUNO CON AMOR

María Sponsa la monja peruana oriunda de Juliaca, es una de las dos hermanas latinas de la ciudad siria de Alepo, que aún trata de curarse las heridas un año y medio después de que el gobierno de Bashar al Asad arrebatara a los rebeldes los barrios orientales de la urbe.

“Estoy agradecida a Dios por todo lo que me ha dado durante los años que he estado acá. He aprendido mucho, especialmente aquí en Siria, de cómo vivir la vida religiosa”, relata a un medio local esta hermana de la congregación del Verbo Encarnado, de 37 años.

En compañía de una brasileña y una egipcia, esta béndita monja peruana Iusti administra un internado para universitarias llegadas de las zonas kurdas de Siria, el noreste del país.

Aunque los escombros aún se amontonan en barrios enteros del este de Alepo, la hermana reconoce que lo peor ha quedado atrás luego de más de cuatro años de escaramuzas que segaron 30.000 vidas.

 

 

LOS BOMBARDEOS Y LA VIDA

“La vida en Alepo es ahora más tranquila que antes. Tenemos más electricidad y el agua viene tres veces por semana. La vida se desarrolla mucho más tranquila e incluso hay muchos más autos transitando por las vías. La gente está menos estresada. Antes tenían el temor de que cayera un misil sobre sus casas. Todavía hay pequeños bombardeos, pero ya no es como antes”, narra.

“Ha habido situaciones difíciles. Momentos en los que hubo muchos bombardeos y muy seguidos. Semanas en las que no hemos podido dormir y eso nos ha estresado un poco. Nos hemos mantenido en calma y unidas, salvando las circunstancias”, evoca la hermana.

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REZANDO 

“En una ocasión, cuando volvía de vacaciones desde Damasco, viví una situación complicada. Cerraron el camino frente a mí. Estallaban bombas y había mucho humo. Yo no me desesperé. Estaba tranquila porque había mucha gente rezando por mí. Eso es lo que nos mantiene aquí como misioneras.

Iusti reside desde el 2015 en la otrora capital comercial de Siria, con un censo actual de 1,7 millones de personas. Una villa que contaba con 150.000 cristianos antes de que estallara la contienda civil.

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