Pepones de moda

Erick Elera (Joel González), Andrés Wiesse (Nicolás) y Junior Silva (Kevin o Pollo Gordo), trío chacotero y sentimental de la serie más exitosa de la tele, reconocen que “Al fondo hay sitio” es un hito en sus vidas.

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Aunque no se computan galanes, estos actores veinteañeros y “solistas en el amor”, ahora tienen más jale con las chicas. Pero como les ocurre en la ficción, así también les pasa  en  la vida real: a los tres los  “chotearon” en las discotecas más fichas de Lima. -¿Hay pitucas que no les han dado bola? Erick: De hecho, ¿no?, en todos lados hay. Junior: ¡Asu!, no voy mucho a discotecas como Aura o Gótica, pero la verdad es que sí me han choteado de esos lugares. Fue una casualidad que sean pitucas las que me chotearon, pero no  quiero decir que sean todas. Da cólera que te pase eso. Erick: Cuando voy al tono más humilde de mi barrio, la gente me saluda, pero cuando voy a una discoteca pituca, la gente se cohibe, me reconocen, pero nadie se me acerca, entonces creo que el complejo es de ellos. -¿Quién de ustedes tiene más jale?  Junior: Sin duda Andrés, pues su pinta de pituco le ayuda, pero él es modesto (bromea). -Andrés, ¿te incomoda que  te  vean  como pituco en la vida real? No, porque es parte de mi realidad. Yo vivo en Barranco, he pospuesto mi carrera de Arquitectura en la UPC, pero me siento feliz de haber estado en varios sitios. Y soy como mi personaje Nicolás Maldini: el único que puede vivir y divertirse en la casa de los González (los provincianos). En la vida real, no me incomoda que me digan pituquito porque si no tuviera ese estereotipo no me hubieran invitado a la tele, aunque sé que también tengo talento. -Desde sus experiencias,  ¿han visto situaciones de racismo?  Andrés: Yo que vengo de otro mundo (la clase alta), he visto allí todo lo que se parodia en la serie: comentarios súper racistas y marginales. Hay mucha gente que vive en los años 50.  Eso jamás me contagió. Erick: Yo vivo en Villa María y en algún momento me codeé con ese tipo de gente. No me incomodé, más bien sentí que ellos se incomodaron conmigo. Junior: Yo soy del barrio de San Martín de Porres y siempre me he visto en el medio, aunque hay gente muy opuesta en sus costumbres. Pero yo sí me enamoraría de una chica que viva en un cerro, por qué no. Ya que  se cansen de los complejos (ríe). -¿Creen que los envidian? Sí, mucho, pero no nos creemos más que nadie.

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