Monica Cabrejos: Los primeros 40

Cumplí misprimeros 40 años de viday, según dicen los especialistas, cumplir 40 significaatravesar una serie de cambiosy en muchos casos lacrisis de la mediana edad.

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Cumplí mis primeros 40 años de vida y, según dicen los especialistas, cumplir 40 significa atravesar una serie de cambios y en muchos casos la crisis de la mediana edad. 

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Mi cuerpo ha cambiado mucho en el último año, he ganado algunos kilos y he acumulado grasa corporal donde antes no existía.

Y aunque cuido mi peso por salud (ya que tengo una lesión crónica en la rodilla derecha) ahora me resulta totalmente intrascendente bajar o subir algún kilogramo. He dejado de darle batalla a la celulitis. 

Independientemente de estas pequeñas variaciones físicas, los cambios más considerables se han registrado en otros aspectos. Mientras mi físico se adapta a la nueva década biológica, mi psiquis y mi sexo también han tenido su propio movimiento.

Por ejemplo, tengo canas donde jamás imaginé siquiera que podrían aparecer (¡sí, ahí mismo!) pero las concibo como muestra de “sabiduría sexual”. 

Ahora entiendo que la opinión que tengan otros sobre mí, no tiene que ver conmigo sino con ellos mismos. Pueden expresarse bien o mal sobre mí, porque lo único trascendente es el propio concepto que tenga de mí misma. 

Ya no desperdicio el tiempo haciendo cosas que no me regalen alegría o felicidad, he aprendido a decir que NO sin sentirme culpable. Me amargo menos cuando las cosas no salen como deberían y me río de todo –y de todos-, porque si me molesto o preocupo más, no son condicionantes para que las situaciones mejoren.

No me desgasto en chismes, indirectas y malas vibras con nadie. Lo que quiero decir lo digo sin rodeos. Gané seguridad con el tiempo y no tengo problemas con que muchos no entiendan o juzguen mi forma de vivir porque ya experimenté malos momentos en mi vida, en la que me tocó llorar amargamente y nadie me suplantó en el dolor, tampoco lo harán en el placer. ¡Así que a gozar! 

La figura de una cimbreante veinteañera no me amenaza porque mi encanto radica en mi buen humor, en mis ideas y, por supuesto, en mi actitud. Me siento más atractiva que nunca porque sé qué es lo que quiero, lo que no quiero y con quién no lo quiero. Vivo el presente y disfruto de todos los placeres (eróticos y no eróticos) sin culpa alguna. 

De las crisis salen las mejores cosas sobre uno mismo y en pleno conflicto aprendí la gran diferencia entre la felicidad y la tranquilidad; aunque son muy parecidas en sensación, la felicidad es eufórica y pasajera mientras que la tranquilidad es apacible y sostenida en el tiempo porque solo depende de ti.  

Recibo los 40 con la experiencia de una mujer y el alma de una niña… muy traviesa. Es el tiempo de la aceptación y de la libertad absoluta.

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