Corregir no significa golpear

La violencia física o psicológica genera temor e inseguridad en los niños y solo logra ocultar los problemas. Sé amigo de tus hijos y resuelvan las diferencias.

La violencia física o psicológica nunca será el camino correcto para enmendar los errores de nuestros hijos. Según los especialistas, lo más sencillo es aplicar un castigo ante una mala conducta. Sin embargo, esto no elimina las causas que la producen, solo las reprime temporalmente.Por ello, debemos hacer todo lo necesario por mantener una comunicación constante con nuestros hijos. Es decir, cambiar nuestro rol de padres por el de amigos.Por lo general, si nuestros engreídos se portan mal es porque algo les incomoda, han sufrido un ataque o tratan de llamar la atención.Si generamos la confianza necesaria en ellos, nos contarán esos problemas y tendremos que estar listos para dar consejos y no órdenes.¿Por qué tenemos que gritar si podemos hablar? Así no solucionaremos nada. Además, recuerda que para aplicar un castigo antes hay que escuchar las explicaciones del menor e intentar ser justos. No podemos sancionar una acción que no hemos advertido previamente.De otro lado, los castigos deben ser proporcionales y nunca físicos. Podemos prohibirles por un tiempo algo que les guste, como ver televisión o practicar deporte. Otra opción es asignarle más responsabilidades en casa.Si se trata de notas escolares bajas, no podemos exigir mejoras si no estamos cerca de los niños para enseñarles y supervisar su aprendizaje.Toma notaLas actitudes violentas generan patrones de conducta similares en los menores; es decir, ellos podrían actuar de modo similar con sus hijos cuando sean grandes.