VES: delincuentes asaltaron pizzería y hieren a jovencita

Kiara Torres Champac (22) cenaba junto con su enamorado, David Gutiérrez, (28) en una mesita cerca de la ventana, en el segundo piso de la pizzería Fusión Mediterránea, en Villa El Salvador.

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Dos hampones ingresaron a la pizzería y dos cómplices se quedaron fuera. Luego fugaron en un auto de placa f6a021.
Dos hampones ingresaron a la pizzería y dos cómplices se quedaron fuera. Luego fugaron en un auto de placa f6a021.

Alex Valenzuela

Kiara Torres Champac (22) cenaba junto con su enamorado, David Gutiérrez, (28) en una mesita cerca de la ventana, en el segundo piso de la pizzería Fusión Mediterránea, en Villa El Salvador.   

Conversaban sobre su relación de cinco años y se habían citado allí porque todos los días 11 de cada mes acostumbraban celebrar un aniversario más. De pronto en el tercer piso del local un vigilante advirtió que la pizzería estaba siendo asaltada.    

Ese fue el instante en que comenzó la pesadilla a las 8:30 de la noche del jueves.  

Una balacera se desató en el primer piso de la pizzería Fusión Meditarránea, en la Av.  El Sol, sector II. Todos los comensales, entre ellos varios niños, se tiraron al suelo y se refugiaron bajo las mesas.

LA BALA DESGRACIADA 

Alarmada y asustada, Kiara también se levantó de la silla para arrojarse al suelo, pero en esos segundos trágicos en que estaba de pie, una de las balas entró por la ventana y le impactó en la parte posterior de la cabeza.  

Kiara se desplomó. David trató de reanimarla, ignorando que la bala la había impactado. Minutos después, la sangre brotó de la cabeza de su pareja. Los platos de espaguetis quedaron regados por el suelo.   

Miembros de la patrulla inteligente llegaron en cuestión de ocho minutos y, al ver gravemente herida a Kiara, la trasladaron al hospital María Auxiliadora. 

EL GORDO TOBI 

Los hampones incursionaron en la pizzería como si fueran clientes. El primero lo hizo tranquilamente y pidió la carta. Su intención era saber cómo estaba ubicada la clientela.   

Minutos después, ingresó al local el segundo maleante, un tipo más grueso.  Según primeras indagaciones policiales, este sujeto corpulento es conocido como “Gordo Tobi”. Fue este delincuente el que gritó: “¡esto es un asalto, car...!”.  

Desenfundó su revólver para amenazar a los clientes y de inmediato buscó a la propietaria. A su lado, su cómplice oculto con un gorro apuntó con el revólver por encima de un niño que estaba sentado en una mesa.  El local estaba repleto.   

Tras encañonar a la propietaria, ella les entrega el canguro en el cual había 1.800 soles. En ese momento, sonó la alarma y en su desesperación, los delincuentes salieron de la pizzería disparando a diestra y siniestra. Fue una de esas balas la que le llevó la tragedia a la joven estudiante de turismo.  

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