Educación: amor al libro y la lectura, un hábito permanente

Por: Jorge Ita Gómez“Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”, reza un conocido proverbio hindú. Así que es deber y obligación de todos incentivar desde nuestros hogares o privilegiar desde el colegio el fomento del libro y la lectura, pues al hombre se le forma y al niño se le educa con el ejemplo.MIRE ESTO: El acentoDifícil trabajo resultó siempre, pero no imposible, para autores, editores y docentes crear vasos comunicantes o puentes florecidos para lograr un mayor acercamiento de los libros a un gran número de lectores con el mismo común empeño de luchar para reducir el índice de analfabetismo funcional en el país, pese a que contamos con un rico acervo cultural.Leer debe ser ante todo un hábito permanente entre nosotros, nuestro más encumbrado norte, pues un libro suele cambiarnos la vida, tal como lo demuestra y destaca Mario Vargas Llosa en su discurso de recepción del Premio Nobel de Literatura: “Elogio del libro y la lectura”.Un niño, una niña o persona que lee está en capacidad de crear y recrear situaciones diversas, asumiendo una actitud analítica, reflexiva y crítica de todo cuanto ve y lee, y aun de la realidad que lo circunda, canalizando y repotenciando sus habilidades y destrezas.Las historias variadas y selectas siempre nos conmueven con su pedagogía de la ternura, nos sublevan el alma, ora con su puesta en valores o primorosas ilustraciones, que han de nutrir el alma matinal y la portentosa imaginación de nuestros niños y jóvenes estudiantes de todo el país. Lo requieren con urgencia. Ellos, que representan el gran caudal del futuro de nuestra nación, nos lo sabrán agradecer con creces.De esta manera y, valiéndonos de las aleccionadoras obras de nuestra pléyade de escritores más renombrados, no hacemos sino con regocijo y la satisfacción de la tarea cumplida, contribuir con destacar la importancia del libro en la formación y desarrollo integral del hombre, pues como decía el argentino universal Jorge Luis Borges, uno llega a ser grande por lo que lee y no por lo que escribe.