Terremoto en Áncash: ¿Qué pasó un 31 de mayo de 1970? [FOTO]

Hacia una cultura de prevención. Eran las 3:23 p. m. del 31 de mayo de 1970 cuando un terremoto generó uno de los efectos más devastadores en la historia del Perú: un aluvión del nevado Huascarán sepultó al pueblo de Yungay en Áncash.

El Instituto Geofísico del Perú (IGP) rememora este hecho y asegura que después de 50 años seguimos siendo un país sin cultura de prevención y vulnerables ante la ocurrencia de un próximo terremoto.

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Hernando Tavera, presidente del IGP, indicó que se trató de un terremoto de magnitud 7.9, a una distancia de 44 km al suroeste de la localidad de Chimbote y con una profundidad de 64 kilómetros.

La fuerte intensidad generó la alarma en la población de las regiones de Áncash, La Libertad y Lima, que trajo destrucción y muerte. El presidente del IGP explicó que las pérdidas humanas y materiales se debieron a la calidad de construcción de las viviendas.

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“Un 80% de las viviendas en la ciudad de Huaraz colapsaron porque estaban construidas con adobes y quinchas, además de haber estado dañadas a consecuencia de las lluvias”, indicó Tavera.

Después del terremoto de 1970: Tsunami, licuación de suelos y deslizamientos

Hernando Tavera indicó que este tipo de terremotos produce 3 efectos secundarios importantes: tsunami,  licuación de suelos y deslizamientos.

Esto explica por qué, minutos después del terremoto, un tsunami tardó aproximadamente 15 minutos en llegar a la zona costera de Chimbote con olas que alcanzaron los 2 metros de altura. Si bien, inundó parcialmente Chimbote, no causó más daños. 

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Asimismo, se produjo procesos de licuación de suelos a lo largo de la Panamericana Sur, así como, el surgimiento de agua subterránea en los alrededores del malecón de Chimbote lo que ocasionó el colapso parcial de algunas viviendas.

Terremoto en Áncash: El alud que sepultó a Yungay

A causa del sacudimiento de la Cordillera Blanca y del nevado Huascarán, se produjo el desprendimiento de un bloque de hielo y esto a su vez,  de un alud de 400 toneladas que alcanzó velocidades entre 200 y 500 kilómetros por hora, sepultando a la ciudad de Yungay.

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“El alud tardó 3 minutos para llegar a la ciudad de Yungay y por tanto la población no tuvo tiempo para reaccionar de manera oportuna; sin embargo, se salvaron 300 personas, quienes se encontraban en el estadio y otros que subieron a la parte alta del cementerio y a un cerro cercano”, explicó Talavera.

Asimismo, el presidente del IGP indicó que algunos sobrevivientes manifestaron que el alud llegó a tener alturas mayores a los 30 metros. Además agregó que este tipo de fenómenos volverán a ocurrir en cualquier momento.

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“En la actualidad, los escenarios han cambiado, las ciudades han crecido y la población se ha incrementado, por lo tanto debemos ser conscientes y hacer un esfuerzo por trabajar más en adquirir una cultura de prevención”, manifestó Talavera.

Este domingo 31 de mayo el IGP realizará una conferencia dirigida por Hernando Tavera en conmemoración de los 50 años del terremoto en Áncash. En el se hablará sobre lo que realmente ocurrió en Yungay y sobre las lecciones que debemos aprender al respecto.