Luis Osto en Río 2016: “Prometo que voy a dar lo máximo por el Perú

Víctor Arrunátegui Acosta

Hoy tiene 23 años y sale a la pista para competir y ganar medallas para Perú.

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Cuando tenía 5, Luis Fernando Osto Ortiz corría de miedo, escuchaba bombas, dinamita y balas. 

Vivía en Uchiza, su tierra, y pasó miedo muchas veces, como muchas veces también salió corriendo de donde estaba para no morir. 

Su familia fue casi exterminada por el terrorismo, al punto que no sabe dónde están sus padres o si aún viven. El tema es que desde que desaparecieron, nunca más supo de ellos.

La pena lo sigue como su sombra en una carrera, pero aún así, irá a los Juegos Olímpicos de Río 2016 para intentar una medalla en los 10 mil metros y espera hacer historia.

—¿Es verdad esa historia de que el terrorismo te golpeó muy duro?

—Sí. El terrorismo casi acaba con toda mi familia. Cualquier día empezaban a sonar las balas por los montes, las bombas... Era aterrador.

—¿Te marcó mucho?

—Claro, por eso es que no me gusta ver películas de guerra, me entra pánico y me pongo nervioso.

—¿Y tu familia? ¿Qué pasó con tu familia?

—Lo que más me chocó es que el terrorismo mató a mis tíos, mis tías... Así fui perdiendo poco a poco mi familia. Yo los vi desangrarse, pedir auxilio desangrándose... Era horrible. 

—¿Cuántos años tenías?

—Cinco, seis años... Fue el gran sufrimiento de mi niñez. Me preguntaba si el mundo era así de espantoso en todas partes.

—¿Y tus padres? ¿Qué fue de ellos?

—Esa es una de las  interrogantes que me hago siempre. No sé de ellos. Mi abuelita me dice que a mi mamá la iban a matar y que se escapó. No sé si me abandonaron o fueron asesinados, solo Dios sabe la verdad.

EL ATLETISMO

Para el campeón nacional de los 10 mil metros planos tampoco fue fácil sus inicios en el atletismo, pero es un tema distinto. Nada comparable. Entrenar, correr, poner marcas, ganar medallas es lo que ahora más le divierte y gratifica. 

—En la selva me trasladaba a mi escuela descalzo. En la primaria estudiábamos en un salón tres o cuatro grados. Cuando se me hacía tarde, me ponía a correr, y me cansaba de tanto hacerlo; por eso mi anhelo era tener una bicicleta.

—¿Y cómo te animaste por el atletismo?

—Vi que algunos muchachos sentían mucha felicidad corriendo en compatencias y a la vez ganaban dinero. Se me dio una oportunidad de ir a Paiján, en La Libertad, y ahí corrí con Raúl Machacuay. A él trataba de imitarlo, quería  ser como él, que ha ganado muchas medallas.

COMIENZA LA CARRERA

—¿Entonces Machacuay tiene que ver mucho en tu carrera?

—Sí, me dijo que tenía talento y que podía mejorar mucho más.

—Pero supongo que tuviste que mudarte a Huancayo?

—Sí, vine a Huancayo, era lo mejor, por la altitud, para desarrollar el Programa de Maratonismo, con el que mi carrera fue en ascenso hasta convertirme en dueño nacional de los 10 mil metros.

MARCA REGISTRADA

—¿Cuán motivador fue participar en la Maratón de California?

—Mucho. Competí con el keniano Benard Lagat y otros atletas mundiales, fue el mejor regalo que Dios me ha dado.

—¿En esa competencia hiciste la marca para Río 2016, no?

—Claro, hice un tiempo de 27 minutos y 54,80 segundos, mejorando además el récord nacional que antes también era mío. La marca más histórica de la prueba.

—¿Qué pensabas durante la carrera?

—No quería pero miraba el reloj a cada rato... En esa carrera se había concentrado la élite mundial de los 10 mil metros, y estaba mi ídolo Lagat...

—¿Qué hiciste? 

—Me colé detrás de él, bien pegado, y faltando 600 metros lo pase desafiándolo, pero él hizo un cambio de ritmo y me ganó.

—¿Cuáles son tus expectativas para Río 2016?

—Es una alegría tremenda ponerme la camiseta que dice Perú en el pecho y quiero estar entre los mejores del mundo. Voy a dar lo máximo por el Perú.