Papa Francisco presidió Vía Crucis en Viernes Santo (fotos)

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El papa Francisco ofició el rito de la Pasión de Cristo en la Basílica de San Pedro con la meditación escrita del padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia. Este es el único día del año que no se oficia misa ni se realiza la consagración, que para los católicos es la conversión del pan y el vino en el cuerpo y sangre de Jesucristo.Francisco escuchó al padre Cantalamessa, predicador oficial del Vaticano, quien hizo un paralelo entre la codicia de Judas Iscariote y los males actuales del mundo. "Detrás de cada mal en nuestra sociedad está el dinero", dijo el sacerdote en su homilía.Durante la ceremonia, el Sumo Pontífice se tendió en el suelo en la nave central en un momento de oración y penitencia. El año pasado, a días de su asunción como Santo Padre, Francisco encabezó esta ceremonia.Por la noche italiana, horas de la tarde en Perú, Francisco encabezó el tradicional Vía Crucis. El ritual partió desde la colina del Palatino, que se encuentra frente al anfiteatro Flavio, conocido popularmente como el Coliseo romano.En el Coliseo, elegido en 1964 por Pablo VI para acoger esta celebración como símbolo de la persecución a los primeros cristianos, representantes de la Iglesia, jóvenes y familias de varias nacionalidades llevaron la cruz durante las 14 Estaciones, cada una acompañada por las meditaciones que Francisco encargó al arzobispo de Campobasso, Giancarlo Maria Bregantini.En principio no se esperaba que el Papa hablase, pero lo hizo. "Todas las injusticias que llevó Caín contra su hermano, toda la vanidad de los prepotentes y toda la arrogancia de los falsos amigos era una cruz pesada", comenzó su discurso Francisco desde el Coliseo romano."En la cruz vemos la monstruosidad del hombre cuando se deja guiar por el mal pero también vemos la inmensa misericordia de Dios. Frente a la cruz de Jesús vemos hasta casi tocar con las manos cuanto nos ama. Frente a la cruz nos sentimos hijos"."Si yo no fuera tuyo, Cristo, me sentiría una criatura fragil. Jesús, enséñanos que el mal no tendrá la última palabra. Cristo ayúdanos a exclamar nuevamente. Todos juntos recordemos a los enfermos, a todas las personas abandonadas por el peso de la cruz para que encuentren la esperanza del amor de Dios", concluyó.Durante la ceremonia, hubo un recuerdo a "todas las madres que sufren por sus hijos lejanos, por los jóvenes condenados a muerte, asesinados o enviados a la guerra, especialmente por los niños soldados".Pero también, recordando el sufrimiento de María, se mencionó a las "madres que velan en la noche, con las luces encendidas, temblando por los jóvenes abrumados por la inseguridad o en las garras de la droga y el alcohol, especialmente las noches del sábado". (Reuters)

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