Huaycán: falsas denuncias contra traficantes de órganos acechan desde el 2013

En los últimos días hemos sido testigos de actos violentos en la localidad de Huaycán, perteneciente al distrito de Ate, escenario donde se llevó a cabo un violento enfrentamiento entre los custodios del orden y pobladores del distrito quienes aseguran que los efectivos cometieron una "negligencia" al liberar a dos presuntos traficantes de órganos.

Los capturados fueron sindicados como los mercenarios que planeaban minuciosamente el secuestro de sus víctimas, para vender sus partes en el mercado negro, para finalizar con el entierro de los cuerpos en los terrenos desolados de Huaycán.

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El caso ha sido calificado por el ministro del Interior, Carlos Basombrío, como un psicosocial, que busca desviar a la población de hechos de alto interés para la opinión pública para centrarlos en rumores sin fundamentos. Después de lo manifestado por Basombrío, el viceministro del Interior, Ricardo Valdés, refirió que se hará una investigación exhaustiva en las redes sociales con apoyo de nuevas tecnologías para localizar a los responsables de la exposición de mensajes falsos que afirman que el distrito se ha convertido en la jaula de víctimas para los traficantes.

RUMORES RECICLADOS

El tráfico de órganos en el este de nuestra capital no es noticia de estos meses. En 2014 se expandió un rumor en el norte de nuestro país, alertando a los pobladores de la ciudad de Chiclayo de que tengan mucho cuidado con sus menores hijos, ya que al parecer rondas de secuestradores estarían merodeando escuelas para llevarse a sus hijos y extirparles los órganos.

Los padres de familia estuvieron conmocionados con la información que llegó por boca a boca,  y fue reforzada por el aporte de los medios de comunicación que hacían lo propio, sin confirmar la supuesta alerta. En aquel entonces la Policía de Alta Tecnología fue requerida para que ubicara a los emisores de los mensajes, mientras que los padres de familia decidieron retirar de las escuelas a sus hijos hasta que las autoridades se pronunciaran y tomaran control de la situación.

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El  2013, una fotografía acompañó los titulares de presuntos casos de tráfico de órganos. Aún sin identificar quiénes son los que aparecen en la captura, se les vinculó y señaló como la pareja que hacía turismo de "cacería de víctimas". El primer país en reportar a los sospechosos fue España, que denunció el intento de secuestro de dos menores de edad en la Plaza Campoamor. Chile se unió al llamado, incluso idearon una campaña para empapelar las calles con letreros de "se buscan" para hallarlos a la brevedad. 

UN ORIGEN SOMBRÍO 

La emisión de psicosociales en la actualidad ha tomado como plataforma las redes sociales e internet, haciendo aún más difícil de controlarlo y hallar a los responsables, tarea complicada para las autoridades. En la década de los 90, uno de los "representantes por excelencia" de estos modelos de dominación de la población fue Vladimiro Montesinos, asesor del ex mandatario Alberto Fujimori.

El líder del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) recurrió a los servicios del psiquiatra Sigisfredo Luza para poder planear las increíbles historias que exaltarían a los peruanos. El primer trabajo que desarrollaron juntos fue la Semana Santa de 1990, en la que anunciaron que Fujimori se había intoxicado comiendo bacalao. Una mentira que les sirvió para darle más tiempo al ingeniero para que pueda finalizar su plan de gobierno.

Lo demás es historia conocida. Las colaboraciones fueron constantes para cubrir escándalos de corrupción o algún destape que cuestionaría el normal actuar del gobierno de turno. Una virgen que lloraba sangre en el Callao, los despreciables matataxistas, y la aparición de un violador sádico al este de la capital, que fue nombrado como "el monstruo de los cerros". Todas esas noticias eran expuestas en primera plana por los periódicos "chicha" que se convirtieron en los más leídos por los peruanos.

Este último registro de psicosocial en nuestro país nos abre un libro de antecedentes que dejan entrever la veracidad de los hechos, sobre todo cuando no hay denuncias, antecedente y fundamentos para formular acusaciones. La invocación del actual ministro del Interior es digna de réplica: "No hay que mentir a la población. No hay que creer en rumores. Hay que mantener la calma y no exaltar a la población".