Niños: Razones de un menor para ser protestón, quejoso o gruñón

Conoce las razones por las que un niño tiene este tipo de comportamiento en casa. Actúa ante su insoportable manía de quejarse.

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Los padres normalmente acceden a los chantajes para salir rápidamente del conflicto
Los padres normalmente acceden a los chantajes para salir rápidamente del conflicto

Rosario Espinoza

Los niños protestones pueden resultar agotadores para sus familias, sobre todo si estas quejas se vuelven frecuentes y se convierten en una reacción habitual.

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Pamela Angulo, psicoterapeuta del Centro de Psicoterapia Psicoanalítica de Lima (CPPL), sostiene que este tipo de comportamiento aparece ni bien se constituye el lenguaje, es decir, a partir de los 3 años de edad. 

Muchas veces la falta de tiempo, el cansancio, las responsabilidades y la culpa obliga a los padres a callar a los hijos satisfaciendo sus necesidades de forma inmediata. 

“Los padres normalmente acceden a los chantajes para salir rápidamente del conflicto. Sin embargo, solo logran posponer el conflicto porque esta conducta se va repetir y cada vez con más intensidad”, refiere la especialista.

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS?

Así como el llanto en un bebé es una forma de comunicar hambre, sueño o malestar. En los niños protestar o gruñir también es una forma de comunicar que necesitan algo. “Es muy probable que los niños no se den cuenta de lo que hacen y solo se quejan como una reacción a su molestia”, agrega.

CLAVES PARA CONTROLAR EL COMPORTAMIENTO

Antes de perder la paciencia o terminar cediendo ante sus caprichos, pon en práctica estas sencillas tácticas:  Cuando toca ir a la cama. Crea una rutina de sueño, repitiendo siempre la misma secuencia (baño, cena y despedida).  Durante la comida. No caigas en la trampa de cambiarle el plato constantemente porque a él “no le gusta”. Tampoco lo obligues a terminar todo lo que has servido. Pero si come sin quejarse, puedes premiar su esfuerzo. Para hacer los deberes. Adviértele que todo el tiempo que pase protestando lo perderá en jugar. Apunta la hora en la que tendría que empezar a estudiar y a la que comienza realmente; después, descuenta ese tiempo del rato que emplea habitualmente en ver la tele o en jugar.

LOS NIÑOS CONTESTONES

Para que un niño pueda aprender a tolerar la frustración y postergar un deseo para otro momento; necesita de un adulto que le enseñe a poner límites, que le explique las razones de por qué “no se puede” pero sobre todo que pueda acompañar y entender los sentimientos del niño. Al comienzo sentirán que ni las explicaciones, ni el acompañamiento emocional son suficientes y de igual forma el niño seguirá quejándose. Pero poco a poco se sorprenderán y el niño cada vez será mucho más paciente y comprensivo.   

En muchas situaciones, los niños piden cosas materiales para compensar carencias afectivas. Esto no significa ni dejar de trabajar, ni comprarlo todo, es más bien darles tiempo de calidad.

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